Usa la ley de Pareto para bajar de peso

La ley de Pareto, llamada así por su descubridor Vilfrido Pareto en 1896, dice que 80% de los resultados provienen del 20% de las causas. Lo que esto significa es que hay ciertas causas o acciones que impactan de manera desproporcionada en el resultado.

Este concepto suena complicado, pero con un ejemplo se puede aclarar fácilmente. Si bien se usa mucho en los negocios, también se puede usar para mejorar nuestra calidad de vida.

En una revisión con mi doctor me dijo que tenía dos opciones: tomarme un montón de medicamentos en pastilla (algunas dos veces al día) o bien podía bajar de peso. Me dio una cita para verme de nuevo en tres meses. Le pedí que me diera la cita en seis meses. Aceptó, con la condición de que si no bajaba de peso en un mes iría a verlo a los tres meses originales.

Si bien las causas de mi sobrepeso eran varias tuve que identificar el 20% de las causas que más me impactaban. La primera causa fue bastante obvia. Los refrescos embotellados. Los consumía en la tarde y en la noche, y en ocasiones también en la mañana.

Cuando me puse a cuantificar cuánto tomaba de refresco al mes, me sorprendí bastante. Me tomaba alrededor de 25 litros de refresco. Tomaba más los fines de semana, pero aun entre semana me tomaba de dos a tres litros.

Eliminar de golpe el refresco ni lo consideré. Hacerlo una o dos semanas podría hacerlo, pero para toda mi vida lo vi difícil. Entonces lo primero que hice fue dejar de comprar presentaciones de 600 mililitros o más (léase de litro, dos litros, y más). Empecé a comprar latas de 355 mililitros y a limitar el consumo a lata por día.

Ya después del primer mes, cambié las latas normales por botellas o latas más pequeñas. Seguí manteniendo el límite de un refresco al día. Aunque los fines de semana, en reuniones u ocasiones especiales, tomaba una segunda lata.

Las otras dos causas que mantenían mi peso alto eran la falta de ejercicio, y cenar pesado ya tarde. Estas las pongo juntas porque la solución al problema está relacionada.

Empecé a cenar temprano, pero en la primera semana hubo problemas. Cenaba temprano pero como me dormía tarde me daba hambre y terminaba cenando dos veces. La solución fue cenar temprano y ligero, para dormirme más temprano. Eso me funcionó bastante bien, y me ayudó con lo del ejercicio.

Salir del trabajo ya cansado me hacía pesado hacer ejercicio en las noches. Así que aproveché que me estaba durmiendo más temprano para aprovechar las mañanas y hacer ejercicio. Las primeras mañanas prefería quedarme en la cama, pero poco a poco me fue siendo más fácil.

El resultado final fue que después de 8 meses bajé 12 kilos. Lo más importante es que la diabetes ya no es una preocupación.

Mucha suerte y éxito.