3 pasos para generar capital para invertir

Hay mucha gente que quisiera tener dinero para ahorrar o invertir pero no lo pueden hacer por tienen deudas o el dinero se les va sin saber a dónde. Es un problema difícil de resolver porque encima de todos los gastos de comida, servicios, transportación, renta o créditos hipotecarios, diversión, y demás; también hay imprevistos como son, viajes y otras tantas cosas que desaparecen nuestro tan arduamente ganado dinero.

Si bien el problema es difícil, hay una solución simple para resolver. Toma algo de tiempo y disciplina, pero menos de la que uno esperaría. Además, pone en nuestro control nuestra vida financiera.

La solución consta de tres pasos, los cuales vamos a ver a detalle más adelante. El primer paso es que necesitamos ver en que estamos gastando nuestro dinero actualmente. El segundo paso es que ya con la información del paso anterior eliminar o disminuir algunos gastos. El tercer y último paso es realizar un presupuesto sencillo que nos permita ahorrar un poco cada mes.

Hace tres días fue día de pago, casi no tenemos dinero, y no estamos seguros en que lo gastamos. Lo primero es estar seguros en que se nos va el dinero. Hay que empezar por anotar todos los gastos que tenemos en el mes y sumarlos.

Es más fácil si les asignamos categorías. Como por ejemplo:

  • Servicios (electricidad, gas, cable, teléfono, celular, Netflix, etc.)
  • Salidas (restaurantes, cine, salida con amigos y amigas, etc.)
  • Renta o gastos de hipoteca.
  • Deudas o intereses.
  • Casa (reparaciones, compra de aparatos electrónicos, línea blanca, etc.)
  • Transportación (gasolina, reparaciones de vehículo, taxi, uber, etc.)
  • Salud (medicinas, doctores, seguros, etc.)
  • Ropa y calzado.
  • Vacaciones y viajes.

Estas categorías cubren la mayoría de las situaciones. Según sea el caso puede que algunas no apliquen o haya que agregar alguna. Eso queda a criterio de cada quien.

Una vez que sumamos todos los gastos de las diferentes categorías en el mes, hay que revisar si hay gastos que no realizamos cada mes para incluirlos. Por ejemplo, si el recibo de luz es bimestral se divide entre dos para sacar el promedio mensual. En el caso el caso del impuesto predial dividimos el pago del año entre los doce meses. Así continuamos hasta que hayamos incluido todos los gastos con frecuencia mayor a un mes.

Al completar este paso terminamos la parte más tediosa del proceso. Así que felicidades, ya falta menos.

Lo primero que nos vamos a dar cuenta es que en algunas categorías estamos gastando más de lo que pensábamos. Ya podemos empezar a reducir o eliminar gastos.

Si estamos pagando intereses a las tarjetas de crédito, hay que pagar esos saldos lo más pronto posible. Lo primero es dejarlas de usar completamente. Si tenemos pagos domiciliados hay que tomar en cuenta que necesitamos hacer esos pagos de otra manera, pero necesitamos dejar de usar las tarjetas.

Si son varias tarjetas en las que se deben hay que concentrarse en la de menor saldo, y pagar el mínimo en las demás. No importa si otra tarjeta tiene una tasa de interés un poco más alta. Esto porque si tenemos cuatro tarjetas de crédito en la que debemos y pagamos una, nos va a motivar seguir pagando el resto.

Una vez que pagamos todo el saldo de una tarjeta de crédito hay que cancelarla y destruirla. Así hasta que nos quedemos solamente con una.

Otras estrategias para pagar las tarjetas de crédito es que se pague una parte de todas las tarjetas cada mes o pagar la que tenga la tasa más alta. Con estas estrategias el avance se va a tardar mucho y nos podemos desmotivar.

Fumarse una cajetilla de cigarros al día es costoso, lo mismo ir de compras cada vez que hay ofertas, tener todos los paquetes de televisión de paga, comer frecuentemente en restaurantes, salir con amigos o amigas con mucha frecuencia, comprarse lo que se nos antoja cuando se nos antoja, etc. Estos son deseos y no necesidades, hay que eliminar algunos de estos y reducir otros.

Por último, vamos a establecer un presupuesto sencillo que nos deje dinero para ahorrar e invertir.

Lo primero es que de cada pago que recibamos, ya sea sueldo, intereses, honorarios, rentas, o lo que sea vamos a apartar 10% para ahorro e inversión. Lo ponemos en un sobre o en una cuenta de banco, y solamente lo vamos a usar para esto. De nuevo, de cada pago es como si este 10% no existiera.

Con lo que recortamos en el segundo paso nos debe de sobrar más del 10%.

Si debemos dinero, de lo que sea, hay que tratar de reservar un 20% para pago de deuda. Esto más el 10% que ya ahorramos nos da un 30%. Por lo que nos queda para gastar un 70% de nuestro sueldo.

Suena bastante, pero si eliminamos o disminuimos al máximo los deseos, debe ser suficiente. Si no lo es, hay que darle una segunda revisada a los deseos. Si todavía es insuficiente hay que tomar acciones más drásticas.

Estas acciones pueden ser conseguir un segundo trabajo de medio tiempo, cambiarse de casa a donde cobren menos renta, reparar la ropa aun cuando queramos comprarnos ropa nueva, llevar algo de la casa para comer en el trabajo, regresarse a vivir con sus papás, etc. El punto es hacer lo necesario para poder vivir con el 70% de nuestros ingresos.

Si bien implica sacrificios a corto y mediano plazo, los beneficios a largo plazo son grandes y duraderos.

Ese 10% que estamos ahorrando e invirtiendo nos va a estar generando cada vez un poco más de ingresos. También, una vez que terminemos de pagar nuestras deudas ese otro 20% también lo vamos a ahorrar e invertir (al final ya nos acostumbramos a no gastarlo) generándonos más ingresos. Si no teníamos deudas hay que buscar ahorrar todo el 30%.

Conforme pase el tiempo, ese 70% va a crecer rápidamente y vamos a poder gastar más sin problemas financieros, porque vamos a estar ahorrando para invertir ese 30% que también va a seguir creciendo.